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Hornopirén - Chaitén - Puerto Ramírez

Angeles Rivero

Dejamos nuestra cabaña en Bosque Patagónico bien temprano (7:15 am), para llegar con tiempo a tomar el ferry y a prepararnos mentalmente para el largo viaje que nos esperaba hasta Chaitén. Al llegar al embarcadero, nos encontramos con la sorpresa que la reserva que teníamos no servía de nada; que ahí se hacían las cosas a "la antigua", vale decir, pasando por la oficina y comprando el ticket (de hecho había gente que había comprado su ticket por internet , lo tenía impreso, pero no había pasado por la oficina y se encontraba sin cupo en el ferry). Por lo mismo , no nos quedó otra opción que comprar pasaje para las 12:30 pm, pero esperar por si alguien no lllegaba, o llegaba tarde, y nos podíamos colar en el de las 8:30 am.

Por suerte (para nosotros) alguien se quedó dormido y pudimos embarcar!!

Al contrario de lo que pensábamos, la cosa dentro del ferry era bastante informal : no tuvimos que bajar las jaulas (ni siquiera las exigieron) , los perritos se pudieron bajar a cubierta a dar vueltas y el resto del tiempo se quedaron tranquilos dentro del auto. El viaje hasta Leptetú dura aproximadamente 4 horas y la vista desde el ferry es bien linda.

Al bajar del ferry hay un camino en auto de 15 minutos (aprox) para llegar al otro embarcadero y subir al siguiente ferry que nos llevaría hasta Caleta Gonzalo (viaje de 45 minutos). Lo más atractivo de ese sector es que se puede entrar al Parque Pumalín, el que sabíamos que teníamos que pasar por alto porque no acepta canes. De hecho , quisimos que Merkén y Ontuán estiraran un poco las patas después de tanto ferry y estando afuera del Parque, en la entrada Sector El Amarillo, llegó una camioneta para decirnos que los perros ni siquiera podían estar en ese sector...

Decidimos salir rápidamente y avanzar hasta Chaitén donde supuestamente íbamos a acampar en Reldehue Camping. Sin embargo, ese mismo día, el dueño me manda un whatsapp para decirnos que idealmente nos buscáramos otro lugar porque él tiene 7 gatos chicos y le complicaba el tema de los perros .

Ya ni siquiera teníamos ganas de quedarnos en Chaitén , pero nos habían dicho que podíamos encontrar veterinario para Merkén. Y efectivamente, preguntando de casa en casa dimos con Patricia Vaca, veterinaria santiaguina avencindada en Chaitén, que fue súper amorosa y le diagnosticó una traqueobronquitis viral. Le inyectó corticoides para bajar la inflamación y le recetó ketoprofeno por 3 días. Todo para aliviarle los síntomas y así poder aprovechar el viaje.

Entre tanto, ya eran pasadas las 15:00 hrs y aún no almorzábamos. No había nada abierto, salvo el hostal y restaurant Tranqueras del Monte, donde la dueña abrió especialmente para atendernos: nos preparó pisco sour y un salmón delicioso! Pero lo mejor es que no nos puso problema para que Merkén y Ontuán se quedaran en su jardín. En la foto una vista desde la ventana del restaurant.

Después del almuerzo salimos a caminar por Chaitén y decidimos partir a Futaleufú, puesto que sus mayores atractivos se encuentarn relacionados a parques nacionales y al Pumalín a los cuales no podemos ir con los cuadrúpedos.

El problema, es que por primera vez en el viaje, no teníamos alojamiento reservado.

Igual nos fuimos con tranquilidad y aprovechando el paisaje

Y ya que prácticamente no pasaban autos por el camino de ripio, con precaución, los dejamos correr " por la mitad de la calle"

El camino ripiado es lento y se hace muy agotador. Después de tanto ferry y auto comenzamos a sospechar que no nos iban a dar las energías para llegar a Futa. Afortunadamente encontramos en el camino un pequeño cartel que decía "cabaña" y optamos por parar sin pensarlo dos veces. Quedamos súper cómodos, bien calefaccionados, con cocina equipada , cable y wifi muy cerca -de lo que supimos después- era Puerto Ramírez. Fuimos nuevamente recibidos humanos y perrunos sin reparos y por fin pudimos dormir después de un larguísimo día.

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